Celestina
constantemente acusa a los ricos de no preocuparse más que de sí mismos, por lo
que Elicia y Areúsa manifiestan cruelmente su rencor, venganza y envidia, normalmente, hacia Melibea y
la clase adinerada. Estas dos mujeres representan el lado realista y crudo de
la obra.
Elicia: Es una prostituta clandestina que
practica su oficio en la casa de su alcahueta, Celestina. Al parecer cuenta con
numerosos clientes; un señalamiento de esto es cuando se encuentra con Crito,
un cliente de hace tiempo. Su único
propósito es la búsqueda del placer carnal. Es despreocupada ante lo que pasa a
su alrededor y de lo que no sea placentero; no le preocupa ni su pasado, ni su
futuro. Un ejemplo de esto es cuando Celestina le reclama que ya es momento de consiga
otro oficio para poderse mantener cuando la edad la venza Es manipulada por
Celestina, por lo que crea una dependencia total hacia ella, tanto así, que se
crea una especie de vínculo familiar.
A la muerte de Celestina, Elicia tiene un
enfrentamiento con la realidad. Al final crea otra dependencia hacia su amiga,
Areusa, visualizándola como la nueva Celestina.
Areusa: Es
la manceba de un militar; la trata como su señora, ya que le paga todos los
gastos diarios. Cabe destacar que el régimen del amancebamiento era una especie
de estado muy similar al matrimonio, con la única diferencia que el
amancebamiento llega a romperse con mayor facilidad. Por lo tanto, a Areúsa no
le hace falta trabajar como prostituta en cubierto.
Conviene
recordar que en el siglo XV el amancebamiento estaba permitido. Las autoridades
no establecían ningún impedimento para
que las parejas integradas por dos solteros convivieran de mutuo acuerdo. Sin
embargo, se prohibía si uno de ellos o
los dos estaban casados. El amancebamiento, por tanto, no atentaba contra el
buen funcionamiento del orden urbano; de hecho, se consideraba que era una
solución excelente para que los hombres solteros mantuvieran relaciones
sexuales periódicas en su etapa de soltería.[1]
Ella
vive bajo el dominio de Celestina y el rufián Centurio; la mayoría de
prostitutas clandestinas contaban con un rufián al que entregaban gran parte
del dinero que ganaban. Éstos cumplían diversas funciones: «defender y proteger
a las prostitutas y proporcionarles clientela».
Areusa presenta una conciencia de sí misma más
acusada. Es más centrada y muy lista; ya que sabe con qué personas puede tratar
para llevar sus planes, como por ejemplo la venganza.
Sus
amores con los criados de Calisto contrastan con la relación de Melibea y su
amado.
La venganza que trama junto a Elicia no es realmente
por la muerte de sus amantes, sino más bien por el desamparo en el que quedan,
el odio que siente y la riqueza de Melibea; ya que no sufrirá el hambre como
ellas.
Lucrecia: Representa el
extremo de toda represión. Es la alcahueta de Melibea. En un
principio odia a Calisto, pero, en realidad, es una pantalla ya que está
enamorada de él. Lucrecia es muy parecida a los criados de Calisto, ya que su
maldad sobresale en el hedonismo o el interés por la sensualidad; esto lo
podemos ver en el momento en que Celestina habla sobre la vida de las
prostitutas. Cuando Calisto canta con gran sensualidad sus canciones y Melibea
tiene relaciones con Calisto, Lucrecia siente envidia hacia su ama. Es por ello
que a Celestina no le fue difícil sobornar a Lucrecia con lejias para enrubiar
cabellos y los polvos para quitar olores de la boca. Pero a diferencia de los
criados, en ella no existe resentimiento alguno ante el trato de sus amos. Es
hipócrita con Celestina y su trato con ella, es más que nada superficial; tanto
así, que se niega decir su nombre. Al final presentará una conciencia
intranquila, ya que siente que fue su culpa la muerte de su ama.
La obra La Celestina hace un contacto directo y
brutal con la realidad que produce la perturbación de los personajes. Pero
antes de su destrucción, estos mismos personajes, conscientes de su mérito personal,
se realizan en la ambición y la intensidad de la vida. No hay duda de que cada
uno tiene su particularidad de dar la visión de su tiempo y modo de vida de la época.
Es por ello que es una de las obras más representativas del renacimiento
español.
Bibliografía
Wang, Zhenna, Una
comparación de las prostitutas en La
Celestina y Du Shinian.
Okamura
Hajime, Lucrecia en el esquema didáctica de
la Celestina, Articulo. Kumamoto University of Commerce. 2004
Por: @Manzayers (Claudia Dibian Arenas García)
[1]
Wang,
Zhenna, Una comparación de las prostitutas en La Celestina y Du
Shinian. p. 21
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