El blog de literatura renacentista


El blog de literatura renacentista

Publicación de los alumnos de la licenciatura en Letras Hispánicas de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (Gen. 2011-2015)

lunes, 11 de junio de 2012

Análisis de las prostitutas y la criada, Lucrecia, en La Celestina

 El mundo de los criados, en la obra La Celestina, está perfectamente representado por Celestina, Sempronio, Pármeno, Tristán, Sosia, Lucrecia y las prostitutas Elicia y Areusa. La mayoría de los criados muestran sentimientos materialistas y mezquinos y no sienten amor, ni respeto hacia sus amos. En este pequeño análisis, mostraré los por qué de las actitudes de las prostitutas, Elicia y Areusa, y la criada de Melibea, Lucrecia.

Celestina constantemente acusa a los ricos de no preocuparse más que de sí mismos, por lo que Elicia y Areúsa manifiestan cruelmente su rencor, venganza y envidia, normalmente, hacia Melibea y la clase adinerada. Estas dos mujeres representan el lado realista y crudo de la obra.

Elicia: Es una prostituta clandestina que practica su oficio en la casa de su alcahueta, Celestina. Al parecer cuenta con numerosos clientes; un señalamiento de esto es cuando se encuentra con Crito, un cliente de hace tiempo. Su único propósito es la búsqueda del placer carnal. Es despreocupada ante lo que pasa a su alrededor y de lo que no sea placentero; no le preocupa ni su pasado, ni su futuro. Un ejemplo de esto es cuando Celestina le reclama que ya es momento de consiga otro oficio para poderse mantener cuando la edad la venza Es manipulada por Celestina, por lo que crea una dependencia total hacia ella, tanto así, que se crea una especie de vínculo familiar.
A la muerte de Celestina, Elicia tiene un enfrentamiento con la realidad. Al final crea otra dependencia hacia su amiga, Areusa, visualizándola como la nueva Celestina.

Areusa: Es la manceba de un militar; la trata como su señora, ya que le paga todos los gastos diarios. Cabe destacar que el régimen del amancebamiento era una especie de estado muy similar al matrimonio, con la única diferencia que el amancebamiento llega a romperse con mayor facilidad. Por lo tanto, a Areúsa no le hace falta trabajar como prostituta en cubierto.

Conviene recordar que en el siglo XV el amancebamiento estaba permitido. Las autoridades no establecían ningún  impedimento para que las parejas integradas por dos solteros convivieran de mutuo acuerdo. Sin embargo, se  prohibía si uno de ellos o los dos estaban casados. El amancebamiento, por tanto, no atentaba contra el buen funcionamiento del orden urbano; de hecho, se consideraba que era una solución excelente para que los hombres solteros mantuvieran relaciones sexuales periódicas en su etapa de soltería.[1]

Ella vive bajo el dominio de Celestina y el rufián Centurio; la mayoría de prostitutas clandestinas contaban con un rufián al que entregaban gran parte del dinero que ganaban. Éstos cumplían diversas funciones: «defender y proteger a las prostitutas y proporcionarles clientela».

Areusa presenta una conciencia de sí misma más acusada. Es más centrada y muy lista; ya que sabe con qué personas puede tratar para llevar sus planes, como por ejemplo la venganza.

Sus amores con los criados de Calisto contrastan con la relación de Melibea y su amado.
La venganza que trama junto a Elicia no es realmente por la muerte de sus amantes, sino más bien por el desamparo en el que quedan, el odio que siente y la riqueza de Melibea; ya que no sufrirá el hambre como ellas.

Lucrecia: Representa el extremo de toda represión. Es la alcahueta de Melibea. En un principio odia a Calisto, pero, en realidad, es una pantalla ya que está enamorada de él. Lucrecia es muy parecida a los criados de Calisto, ya que su maldad sobresale en el hedonismo o el interés por la sensualidad; esto lo podemos ver en el momento en que Celestina habla sobre la vida de las prostitutas. Cuando Calisto canta con gran sensualidad sus canciones y Melibea tiene relaciones con Calisto, Lucrecia siente envidia hacia su ama. Es por ello que a Celestina no le fue difícil sobornar a Lucrecia con lejias para enrubiar cabellos y los polvos para quitar olores de la boca. Pero a diferencia de los criados, en ella no existe resentimiento alguno ante el trato de sus amos. Es hipócrita con Celestina y su trato con ella, es más que nada superficial; tanto así, que se niega decir su nombre. Al final presentará una conciencia intranquila, ya que siente que fue su culpa la muerte de su ama.

La obra La Celestina hace un contacto directo y brutal con la realidad que produce la perturbación de los personajes. Pero antes de su destrucción, estos mismos personajes, conscientes de su mérito personal, se realizan en la ambición y la intensidad de la vida. No hay duda de que cada uno tiene su particularidad de dar la visión de su tiempo y modo de vida de la época. Es por ello que es una de las obras más representativas del renacimiento español.  


Bibliografía

Wang, Zhenna, Una comparación de las prostitutas en La Celestina y Du Shinian.

Okamura Hajime, Lucrecia en el esquema didáctica de la Celestina, Articulo. Kumamoto University of Commerce. 2004

Por: @Manzayers (Claudia Dibian Arenas García)

[1] Wang, Zhenna, Una comparación de las prostitutas en La Celestina y Du Shinian.  p. 21

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